olvidame,le dije al llanto.

El tonto adscrito a mi verso, desde lo mas hondo de mis entrañas me dijo:
- No te quieres dar cuenta, o eres tonta, pero te estas matando tú misma. No es lógico que estés haciendo estas majaderías contigo misma. Eres tú la que tienes que aprender a quererte, eres tú la que tienes que plantarse delante del mundo, y meterle tal mordisco que nos duela a la humanidad entera. Sabes que eres única, todos somos únicos, pero tú más, y te empeñas en ser mediocre, normal, te empeñas en ser un borrego de la sociedad.
Por hache o por be, el destino o bien divino, no te han dado el bendito don de la ignorancia, se que todo el mundo no quiere por que es de ser tontos. Pero el no saber, no tener conciencia de lo que te rodea es lo que realmente llama a felicidad. Así que son los mas ignorantes lo que detestan ser felices, por que quieren ser sabios.
Tú, al igual que muchos, no podéis ser así. No has nacido para no dejar huella, has nacido para ser estela de muchos caminos. No te quieres dar cuenta, no quieres verlo, pero es así. Y mientras todas estas palabras te digo, siguen cayendo las lágrimas, sigue doliéndote.
Expones tu corazón a grandes peligros sin pensar en las consecuencias, te dejas llevar ¿para qué?¿que has conseguido? ...

- Dejar de ser piedra. Sentir, querer a alguien tanto, que al final duele. Sí, he llegado a sentir esa sensación en el estómago, esa sensación que te atraviesa. He querido, otra vez. Después de que me rompieran, he vuelto a sentir... y llevas razón... ¿para que?. Otra vez en la estacada, otra vez en la orilla de la vida. Y ya sí que es verdad, llevo demasiados parches, demasiadas roturas, es imposible que vuelva a sentir. Que vuelva a latir con fuerza.

- Eres trágica como tú sola. No te vas a curar nunca. Vas a vivir ahogada en la mas dura y pura melancolía, recordando besos, palabras y hechos que te hicieron felices, en su momento. Pero, no es aquel momento. Ahora es otro. No lo desperdicies. No te quedes esperando a la vera del llanto por si vuelve, no te quedes en la orilla de tu pena, por si regresa. No va a volver, ni el ni nadie de los que se fueron, y no supieron verte con los ojos adecuados.

- Déjame.

Y eso hizo mi conciencia, dejarme. Dejarme para siempre. Lo perdí todo, hasta la última gota de cordura me abandonó, por que estaba harta de vivir en la amargura conmigo.
He blindado mi corazón, a fuerza de escudos contra el amor, pero yo sé, y tú también lo sabes, que no hay material suficiente en la Tierra, para esconderme de tus ojos. De tu sonrisa. De tu alma. Esa que me parte en dos, y me devuelve a la vida otra vez.