mas qe palabras...

Mas que palabras se mezclaban en mis confesiones aquella noche. La luna era testigo de las palabras entrelazadas que dibujaban corazones rotos en la nada. Mas que palabras derramaba aquella noche donde el cielo era complice de mis testificaciones, que se escurrían de mis adentros declarándome vencida de nuevo en el firmamento de tus ojos...
Tiempo atrás utilizó el destino una perfecta combinación de engranajes con nuestros momentos. Yo estaba sola y rota, y tú te habías dedicado a descoser tu alma con agujas de mentira. Pasó el tiempo, y de la perfecta combinación de nada y ausencia, resultó ser el todo. Casualidad bendita, nuestros labios se entendían demasiado bien, el fuego de nuestras manos era capaz de apagar el llanto que nos invadía por dentro. Tu fragancia, mezclada con la magía del instante hicieron que cada segundo que pasaba contigo, para mí fuera la perpetuidad en el mismo edén. Siguió pasando el tiempo, era fácil pensar que algo tan idealizado iba a resultar ser la última pieza del puzzle para completar mi felicidad. Con las mismas, y apunto de tenerla ¡al fin!, la tiraste al abismo mas oscuro de tu olvido, de donde jamás la podré recuperar. Y aquí sigo añorando esos momentos, esos besos, que se quedaron para siempre en el letargo del tic tac del desamparo de tus ojos.
Mas que palabras cruzé contigo la última noche que nos vimos, mas que dos simples miradas, mas que un par de confesiones baratas. No fue una dulce despedida, ni siquiera llegó a ser un adiós. Un hasta luego barato, tiraste de tu boca a la vez que oliste mi pelo por penúltima vez. Empezaba a sonar entonces un sin fín de canciones que me recordaban a tí, un sin fín de palabras en bocas ajenas que cantaban todo aquello que deseaba decirte en la última noche que estaríamos juntos. Era imposible separarme de tus brazos, de dejar de sentirte cerca mío, al igual que era completamente imposible decir dos vocablos diferentes sin que se me entrecortara la voz. Mas que palabras cruzé contigo aquella noche.